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Yoga y Vedanta, caminos hacia el Ser

11 enero, 2025

“…Que la luz del conocimiento sagrado nos ilumine y que logremos alcanzar la gloria de la sabiduría.
Qué es lo que se requiere:
Rectitud, estudio y enseñanza de la Ley Divina.
Veracidad, estudio y enseñanza de la Ley Divina.
Meditación, estudio y enseñanza de la Ley Divina.
Dominio de sí mismo, estudio y enseñanza de la Ley Divina.
Serenidad, estudio y enseñanza de la Ley Divina.
Ritual, estudio y enseñanza de la Ley Divina.
Caridad, estudio y enseñanza de la Ley Divina.

Satyavachas, el veraz, dijo: veracidad.
Taponitya, el austero, dijo: austeridad.
Pero, Naka, que se encuentra más allá del dolor, dice:
el estudio y la enseñanza de la Ley Sagrada,
esto es austeridad, esto es autoridad…”

Taitiriya Upanishad

Las expresiones del Veda

La Realidad Última es incognoscible para la mente racional, de ella nada definitivo puede decirse. El ser humano no cuenta con palabra, concepto o constructo mental alguno que la defina. Solo puede experimentarla, no desde el razonamiento, sino desde el Ser. Siendo en el Ser. Comprendiendo estas limitaciones y potencialidades humanas, el pensamiento védico concibe las seis darshanas (del sánscrito darshan: «vista» o «visión»), que son precisamente distintos puntos de vista parciales, relativos y complementarios de la Realidad. Estas expresiones reflejan la singularidad de la Tradición de los Himalayas, la cual, como hemos expuesto en otros artículos (Ciencias Védicas y el Veda), se configura a partir de un conjunto de corrientes que se yuxtaponen, ramifican y nutren entre sí, constituyendo una sabiduría evolutiva sostenida desde hace milenios por la gracia de seres extraordinarios.

En este artículo abordaremos la relación entre dos líneas védicas o darshanas: Yoga y Vedanta. Observaremos cómo coinciden en una formulación de luz para las almas dispuestas, pero también cómo originan identidades distintas de práctica espiritual. Daremos especial relevancia al invaluable legado que el Vedanta ofrece como sadhana o práctica espiritual.

Yoga y Vedanta, puentes y diferencias

Cuando nos aproximamos a los estudios védicos, notamos que el Yoga ocupa un lugar central. En efecto, Mircea Eliade señala en su libro Inmortalidad y libertad que el Yoga es una de las cuatro ideas fundamentales que nos introducen al corazón espiritual de la India. Las otras tres son: moksha, karma y maya. Cada una de estas ideas se conecta con las demás, y es entonces cuando nos encontramos discurriendo inevitablemente por el campo del Vedanta.

El término Vedanta proviene del sánscrito anta; «final» o «propósito». Ha sido definido como “el fin del Veda” o “el propósito del Veda”, entendido como la culminación filosófica del sistema de pensamiento védico. Esta idea nos remite directamente a las Upanishads, los textos esenciales que contienen la esencia y el desenlace de los cuatro Vedas propiamente dichos. La palabra Upanishad significa “sentado al lado de”, lo cual hace referencia a un evento crucial en el Sanatan Dharma: la transmisión de la enseñanza de Maestro a discípulo (gurú-shishya), una relación que ha mantenido viva la tradición a lo largo de las eras.

Los Upanishads son, como afirmó Max Müller, célebre indólogo alemán del siglo XVIII, “como la luz del amanecer, como el aire puro de las montañas, tan simple, tan verdadero, si es que alguna vez ha sido comprendido”. Son el Vedanta mismo y, a su vez, contienen gran parte de la sabiduría yóguica que, posteriormente, sería sistematizada por Patanjali en sus Yoga Sutras.

Los sistemas filosóficos védicos

Entre las seis darshanas, el Yoga es la visión psicológica o mental que busca la trascendencia y alcanzar la unidad. Esto se evidencia en la definición de Patanjali en el segundo verso de sus Yoga Sutras: yogash chitta vritti nirodhah —“el yoga es el aquietamiento de las fluctuaciones de la mente”. Aquí se observa con claridad cómo la práctica del Yoga busca producir un resultado a nivel mental: acallar la mente para poder trascenderla, acto que conlleva al último estado del yoga, el cual es precisamente la unión con la conciencia divina.

Por su parte, el Vedanta es la visión metafísica o espiritual, una explicación del orden metafísico del universo y de la experiencia humana de la conciencia. Se basa en la enseñanza primordial de las Upanishads: la identidad entre el ser individual (atman) y el ser universal (brahman). La conciencia infinita es brahman. Como se expone en el Yoga Vasishtha, «así como el oro no puede separarse de una pulsera y las olas no pueden separarse del mar, la conciencia individual no puede separarse de la conciencia universal». A partir de esta enseñanza, las escrituras concluyen que la dualidad es una ilusión (maya), y, por lo tanto, la no dualidad (advaita) se establece como la única realidad posible.

El objetivo tanto del Yoga como del Vedanta es el mismo: moksha o la liberación del ciclo de muerte y renacimiento (samsara). Sin embargo, sus aproximaciones son diferentes. El Yoga como Sadhana, con su enfoque práctico y psicológico mediante técnicas específicas, plantea la reordenación de la mente y la activación de las energías sutiles en el cuerpo mediante técnicas de asana, pranayama y pratyahara, requisitos indispensables para acceder a un evento de conciencia superior. Por otro lado, el Vedanta discurre en el plano metafísico, impulsando la indagación filosófica que culmina en la comprensión de la no dualidad, y cultiva cualidades como el discernimiento y el desapego. No obstante, es importante reconocer que el Vedanta en tanto es una forma de “gyana yoga” o Yoga del conocimiento, entra dentro del Yoga más universal como una alternativa que aporta su comprensión y amplia visión discernidora de la realidad, a la primordial Ciencia del Ser que los Rishis nombraron Yoga, Raja Yoga (a veces, Kriya Yoga, etc…).

Vedanta Sadhana

Como escribe Consuelo Martín, reconocida indóloga y comentarista de filosofía india, “¿de qué sirve la filosofía si no es para transformar la vida de los seres humanos?”. El Vedanta no es solo una argumentación teórica, sino una experiencia vivencial. La comprensión no dual de la realidad conlleva una experiencia directa que sucede a través del conocimiento transmitido por un maestro que ha alcanzado esta realización.

Así, la práctica esencial del Vedanta consiste en la escucha (shravana) de la enseñanza de la Verdad, la cual revela la no dualidad del atman. Quien la escucha con devoción y comprensión alcanza la liberación. Este proceso se complementa con dos etapas adicionales:

  1. Reflexión (manana): La enseñanza se discute y se analiza, removiendo las dudas que surjan.
  2. Contemplación (nididhyasana): Se contempla la Verdad en estado meditativo hasta lograr la vivencia directa de la identidad con el brahman.

Para que estos procesos se desarrollen con éxito, se requiere una práctica previa conocida como bairangha sadhana (sadhana externo), la cual incluye el cultivo de cuatro cualidades fundamentales:

  • Discernimiento (viveka): Distinguir lo real de lo ilusorio.
  • Desapego (vairagya): Renunciar al apego por lo transitorio.
  • Control de la mente: Dominar las fluctuaciones mentales.
  • Anhelo de liberación: Cultivar el deseo profundo de alcanzar moksha.

Estas prácticas encuentran un paralelo en el Yoga de Patanjali, quien, en sus Sutras, recomienda el abhyasa (práctica constante) y el vairagya (desapego) para lograr el control de la mente.

Conclusión

El Código Védico se refuerza y reafirma a través de la conjunción entre Yoga y Vedanta, asegurando el camino hacia la realización del Ser para cada alma que recuerde su propósito. Ambas disciplinas, a su manera, ofrecen una guía para la liberación. Como hemos visto, el Vedanta desde siempre ha brillado como una vía de construcción de discernimiento, un bálsamo para la mente y una comprensión total de las verdades metafísicas. Sin embargo esa práctica, contemplado como Guyana Yoga, debe estar siempre acompañado por la meditación y otras prácticas yóguicas esenciales, a modo de integrar sabiduría y experiencia en la conciencia y honrar el legado completo de vías al Ser que legaron los Rishis hace milenios.

El hombre contemporáneo, inmerso en la confusión y el olvido de su naturaleza esencial, requiere de una guía sólida para responder a las necesidades del alma. En el Yoga y el Vedanta se halla un invaluable legado de luz para propiciar el despertar espiritual, sosteniendo el propósito evolutivo del ser humano en este mundo.

«Esto dijo Brahma a Prajapati, Prajapati a Manu, Manu a los hombres:

Quien ha aprendido el Veda en casa del Maestro, quien ha servido al Maestro y,

tras haber regresado, forma una familia, y en un lugar limpio continúa estudiando y forma hombres piadosos,

es un hombre que se ha afirmado en el Atman, en todos los sentidos,

no dañino con todos los seres fuera de los lugares sagrados, quien vive así la plena extensión de su vida alcanza el mundo del Brahman y no regresa.

Y no regresa.»

Chandogya Upanishad

BIBLIOGRAFÍA:

  • Khanna, Varun. The Role of Sadhana in Advaita Vedanta. Chapter 7 in “Contemplative Studies and Hinduism”.
  • Cattedra, O. El Asana Interior. Principios y técnicas del yoga suave. 2004. Buenos Aires.
  • Eliade, M. Yoga, inmortalidad y libertad. 2011. Madrid.
  • Mahadevan, los Upanishads esenciales. 2006. Mexico DF.
  • Martin C. Shankara la visión advaita de la realidad. 2005. Madrid.
  • Danielou, A. El Shivaismo y la tradición primordial. 2006. Barcelona.

Juan Insfran – Mesa de investigación y redacción del CLEV

1 Comentario

  1. ONS!!!!!
    Muchas gracias por esta ayuda de saber en el camino al Ser,este saber es muy extenso y así de detallado y con un lenguaje sencillo logro digerir satisfactoramente

    Responder

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