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“Ahimsa” (no-violencia), la fuerza de la conciencia

5 octubre, 2024

“Cuando se establece la no violencia en la palabra, 

el pensamiento y las obras, 

uno renuncia a la propia naturaleza agresiva,

 y los demás abandonan la hostilidad en su presencia.”

Patanjali Yoga Sutras II-35

El legado de Patanjali nos permite seguir profundizando en la práctica interna del Yoga. Como hemos abordado en otros artículos, el óctuple sendero nos aporta luces y guía clara sobre la manera correcta de abordar la práctica y la filosofía del Yoga; cómo movilizarnos en estos planos de existencia cada vez más difíciles y complejos. Aunque haya un claro llamado de muchas almas a senderos que permiten encontrar la propia luz, de modo global impera otro tipo de entendimiento sobre el ser humano y de qué forma debería habitarse este planeta.

Ahimsa. Primer principio de ética espiritual.

Los Yamas son las restricciones de las acciones que nos generan más sufrimiento y privan de la libertad de conciencia. Los Yamas direccionan un norte fijo para la práctica yóguica. Nos dan pautas del saber Estar en este mundo, para saber Ser, es decir para poder acercarnos cada vez más a nuestro Atman o Ser Superior. 

“La no violencia, la veracidad, 

la abstención de robar, la abstinencia,

y la ausencia de codicia por posesiones

 más allá de nuestras necesidades, 

son los 5 pilares de yama.”

Patanjali Yoga Sutras II-30

Existen cinco Yamas: Ahimsa (no violencia o no causar daño), Satya (veracidad), Asteya (no robar), Brahmacharya (regulación de la energía sexual) y Aparigraha (no codiciar). La intención de no dañar a nadie en pensamiento, palabra y obra; decir la verdad, ser sincero y honesto; estar al pendiente de no apropiarse lo ajeno, ser restricto con el goce sexual o practicar castidad; y no desear o ansiar las posesiones ajenas;  son las prácticas de Yama. 

Este tipo de disciplinas y autocontrol modulan la energía de los órganos de acción y los sentidos de percepción de forma adecuada, acercándonos hacia la práctica de Pratyahara, es decir, la retirada de los sentidos desde lo externo hacia una mirada interna, enfocada en el Autoconocimiento.

El primer Yama es Ahimsa, la práctica de la  no-violencia. Para entender este precepto debemos considerar su contrario o himsa, violencia. La violencia es el causar daño, a sí mismo o a los demás, en tres niveles. Primero en pensamiento, luego en el verbo y por último en las acciones. Es el actuar con el propósito de quitar la vida o similares, y por ende es la razón que causa y desencadena sufrimientos sucesivos. 

Por otro lado en el sutra 34 del pada 2, Patanjali profundiza en las causas y efectos de ejercer “himsa”. Explica que las acciones y pensamientos impuros traen como resultado dolor interminable. La violencia es una fuerza inconciente que es favorecida por la codicia, la ira y la confusión. La agresión cometida directamente, causada o permitida genera como resultado dolor físico, angustia mental e ignorancia. Estas formas de accionar (codicia, ira, confusión) generan más malestar, más violencia, por lo que la forma de ser corregidos es cultivando su energía opuesta: la introspección, el pensamiento y acción correcta. Aquí este sutra da luz a los mecanismos del ego, que obstaculizan el sendero y el avance en el progreso del Yoga (la unión con el Ser).

“El conocimiento incierto que da paso a la violencia,

 provocado tanto directa como indirectamente,

 o permitida, está causado por la codicia, la ira, o la confusión,

 en grado suave, moderado o intenso.

 Esto tiene por fruto interminable, el dolor y la ignorancia.

 Sabiéndolo así, se ha de producir lo contrario.” 

Yoga Sutras de Patanjali

De este modo los sutras nos guían y posibilitan la comprensión de la violencia, y una vez asimilada y comprendida su naturaleza el yogui puede establecerse firmemente en Ahimsa. La paz de pensamiento, palabra y obra, tanto en la vigilia como en el sueño, es señal de buena voluntad y amor por todos los seres.

Ejercer la no violencia

Al hallarnos frente a un ser en ahimsa, los humanos y animales que normalmente contienen hostilidad y agresión abandonan esa actitud, se vuelven mansos, tolerantes y respetuosos. En presencia de seres en ahimsa, hasta los enemigos naturales o animales salvajes, abandonan su enemistad y permanecen en armonía, y aquellos que se complacen en la violencia dejan de lado su crueldad. 

Ahimsa no debe malinterpretarse como pérdida de fuerza o debilidad. Por el contrario, establecerse en ahimsa es el arma final del yogui y demuestra su fortaleza y coraje. El yogui así convierte en amigo al enemigo, y desvanece la aparición de nuevos conflictos. 

En la práctica del Yoga, es necesario comprender que la vida que fluye en nosotros es igual de valiosa que la que permea el mundo de todas las criaturas. Que el estado de unicidad también incluye a nuestros adversarios, siendo de vital importancia llevar a la práctica la bondad con todos los seres por medio de la compasión y del amor.  

En la práctica de ahimsa se encuentra incluido, por ejemplo, mantener una alimentación vegetariana. Existen sucesivos comentarios tradicionales hechos a los Sutras de Patanjali que ratifican el vegetarianismo como una forma noble de alimentación, pues evita la muerte de otros animales sintientes. Ese elemento requiere de mucha seriedad para comprender la descripción que se hace de un yogui como un ser no violento, que conserva sus principios también en sus hábitos de consumo de forma conciente. 

Partimos de estos aspectos más generales, para luego abordar los más profundos y sutiles. Por ejemplo, el abandono de la agresión en el plano de los pensamientos, que generan la primer semilla de los samskaras o impregnaciones inconscientes de ira y maldad. Segundo, en el cuidado de la utilización de las palabras y la energía que conferimos al hablar. Por último la manifestación más tangible, la no violencia en el plano de las acciones. Un ejemplo sencillo de esto es cuidar la sobreexigencia en el plano físico al practicar asanas; no generarnos autoagresión, no ejercer violencia sobre nuestro propio cuerpo. Abordar cualquier práctica como un proceso paulatino de autoexploración y liberación, y no por el contrario, como un autocastigo. 

Ahimsa en las escrituras.

Este escrito no pretende abarcar en su totalidad la vasta sabiduría védica, tan sólo postular algunos sutras relevantes, para permitirnos y llevarnos a la reflexión interna. 

En el Bhagavad Gita podemos encontrar versos que también dan luz al precepto de Ahimsa. La importancia de esta virtud, junto con el cultivo de otras cualidades divinas del alma, nos apartan de los obstáculos en el camino de la autorrealización. Posibilitan el desarrollo paulatino, y la potestad de construir fortaleza, de forjar la voluntad, para alcanzar la purificación y el avance en el camino hacia el Ser. 

.

“No violencia, veracidad, ausencia de ira, 

renunciación, serenidad, aversión a buscarle defectos a los demás,

 compasión por todo ser vivo, libertad de codicia,

 amabilidad, humildad, firme determinación; (…) 

Estas cualidades trascendentales,

 ¡Oh, hijo de Bharata!,  le pertenecen a los hombres

 dotados de naturaleza divina.”

Bhagavad Gita

Sólo es permitida la utilización de la fuerza si es en intención de preservar la propia vida o para frenar una fuerza de violencia mayor, y enaltecer así el Dharma, la regencia de la luz. Ese es el caso de todas las batallas por el Dharma libradas en las escrituras por seres de elevadas cualidades, como las que combatieron Krishna y Rama por defender el bien de un reino, o Shiva y las diferentes formas de la Mahadevi por combatir la oscuridad en el universo, entre muchas otras. 

“No hay otra virtud mejor que la No Violencia,

 ni hay otro consuelo mejor que la misma.

 La violencia, que se realiza según las disposiciones

de las escrituras (como último recurso para hacer frente

 a una injusticia extrema, y no por el propio ego personal

 o para perpetrar una injusticia),

también se considera No Violencia.”

Ishvara Gita

Ahimsa. Vistazos en la historia.  

En los tiempos que corren, cada vez a mayor velocidad, en una sociedad donde impera el consumo y la tecnología, para muchos estos preceptos resultan arcaicos, foráneos, inalcanzables. Pero hay y hubo seres que pudieron dar cuenta de que la práctica de estos fundamentos del saber vivir pueden conquistar nuestras almas y sociedades, en pos de un bienestar mayor. Fueron así filósofos y yoguis adeptos del siglo XX que nos dejaron huella profunda de muestras de compasión, respeto y no violencia. 

En principio con figuras como Henry David Thoreau, con su postulado de desobediencia civil ante regímenes dictatoriales y en contextos de esclavitud. Siguiendo parcialmente sus postulados y tomando el estandarte de Ahimsa de las escrituras, fue Mahatma Gandhi quien, por medio de lineamientos así lideró el movimiento de independencia de la India. Y junto a cientos de miles de almas logró lo inimaginado, la liberación del pueblo indio. 

En el libro Autobiografía de un Yogui queda registrada la visita de Paramahansa Yogananda al Mahatma. Allí se narra cómo Yogananda junto a su grupo arribaron un día lunes. Gandhi le acercó una nota que decía “Bienvenido”, pues era el día en que él practicaba mowna, su momento de silencio semanal. Allí pudieron exponerse los votos de sathyagraha (sostener la verdad), los cuales debían seguir los seguidores del Mahatma. Estos eran: “No violencia; veracidad; no robar; celibato; no posesión; trabajo corporal; control del paladar; intrepidez; igual respeto a todas las religiones; swadeshi (uso de manufacturas caseras); libertad de los intocables (casta dalit hindú); estos once preceptos que deben ser practicados con humildad.”

Luego de una cordial y cálida bienvenida de toda la comunidad de satyagrahis, después de compartir una amorosa comida basada en vegetales, tal y como debían alimentarse en el movimiento, Yogananda le profirió un pedido a Gandhi.“Mahatmaji, le suplico que me dé su definición de Ahimsa.” A lo que él respondió: “Es renunciar a dañar a cualquier criatura viviente, en pensamiento o acción”.

“ Si realmente conocieras tu naturaleza,

harías todo esfuerzo por diluir, por desmarcarte.

Pero no es así, seguimos desconociéndonos. 

Y es cuando se activan esas razones.

Y te van dando de esas fuerzas, 

de esos mecanismos, en principio inconscientes. (…)

Y ya cuando bien sabes que lo único que tienes 

que tener, que contener, que generarte en ti, es amor y más amor.

¿Qué vas a hacer? ¿Cuál puede ser entonces tu respuesta?

¿Acaso más agresión, más violencia, 

castigo, revancha, venganza?

No crees que ya hay suficiente memoria de ello,

para que sigamos alimentándola?”

“Existe, se ve, se siente ya

tantísima agresión y violencia que 

lo mínimo, 

que podrías hacer es

reducir, extinguir,

la que mantienes en ti.

Te agradezco.”

Sri Mataji Shaktiananda

BIBLIOGRAFÍA:

  • “El Yoga Sutra de Patañjali, con el comentario del Rey Bhoja”. Traducción: José León Herrera. Ed: Ignacio Prado Pastor. Lima, 1977.
  • “Luz sobre los Yoga Sutras de Patañjali”, B.K.S. Iyengar. Ed: Kairós. Barcelona, 2003. 
  • “Autobiografía de un Yogui”, Paramahansa Yogananda. Ed: Self-Realization Fellowship. USA, 2006.
  • “Hacia una Conciencia más Elevada. 14 pasos de Yoga”, Sri Kriyananda. Ed: Errepar. Buenos Aires, 1994.
  • “Bhagavad Gita, Tal como es”, Swami Prabhupada. Ed: The Bhaktivedanta Book Trust. India, 2018.
  • “Filosofía y Práctica del Hatha Yoga: Un Acercamiento a la Sabiduría Original”. Manual de formación del CLEV. Cuenca, 2020.

Yanel López Boffadossi – Mesa de redacción e investigación CLEV

3 Comentarios

  1. Que hermosa lectura. La compartí a mis hijas! Justo antes de dormir. Que bueno volver a leer sobre estos valores y estilo de vida en momento de egoísmo y violencia.

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  2. Gracias por cada enseñanza

    Responder
  3. Excelente lectura, cuanta sabiduría para vivir desde sus preceptos y tan vigente para aplicar en estos tiempos tan contradictorios. Gracias, ONS!

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